CONTAMINACIO QUIMICA EN NUESTRAS CASA Y LAS MULTIALERGIAS .Muchas personas cuando piensan en la contaminación química creen que eso es solo cosa de ciudades industriales, de chimeneas echando humos de extraños colores, de pesticidas que se rocían en los campos, de vertidos de las fábricas a los ríos, de vertederos de residuos tóxicos y peligrosos, de trabajadores de oscuras industrias químicas que trabajan con máscaras antigás…
Lamentablemente, el proceloso mundo de la contaminación química no es tan sencillo. Las sustancias tóxicas, demasiadas veces, están más cerca de lo que pensamos. Por ejemplo, en nuestra propia casa. No  olvidemos  que  esas  industrias  producen  cosas  que  acaban  en nuestros hogares, y que muchas de las sustancias contaminantes no solo salen por las chimeneas o se vierten a los ríos, sino que forman parte de los productos finales que se ponen a la venta: pinturas, productos de limpieza, plásticos, tejidos, muebles…
Basta analizar el polvo doméstico de cualquier casa media para encontrar en él centenares de sustancias químicas tóxicas. Y debemos reparar en un hecho: una persona respira diariamente entre 15.000 y 20.000 litros de aire. Decimos respira, pero también podríamos decir filtra. Ya que eso es lo que hacen nuestros pulmones, en los que se retienen muchas de las sustancias respiradas, pasando así a nuestra sangre. Por ello no ha de extrañar que los análisis realizados muestren que en nuestros cuerpos hay centenares de sustancias químicas tóxicas. Al fin y al cabo, una parte de lo que hay en nuestra casa, también acaba formando parte de nosotros mismos.
Si en nuestra casa hay ciertas sustancias, es fácil que esas sustancias acaben en nuestro cuerpo. No importa donde estuviesen inicialmente: en un limpiacristales, en un ordenador, en un edredón, en una madera, en un barniz… Aunque no lo veamos, desde los más diversos objetos o productos, siempre se desprenden pequeñas cantidades de sustancias.
Así, esa sustancia aplicada a una cortina, teóricamente para que tardase un poco más en arder, acaba en nosotros. La sustancia que alguien puso en la sartén para que no se pegase el filete, acaba también en nuestro organismo. Y el compuesto que se añadió a un plástico para que fuese flexible termina también en nuestro cuerpo.
¿Y qué es lo que pasa? Pues que obviamente nuestro cuerpo tiene sus propias sustancias, sustancias que cumplen sus propias funciones desde la noche de los tiempos. Hay una química, la química de la Vida, de la que forma parte nuestro cuerpo. Una química que lleva funcionando millones de años dentro de un determinado equilibrio. Y claro, una sustancia artificial que alguien sintetizó en un laboratorio para que tardase algo más en arder, o para que no se pegase la comida en una sartén, o para reblandecer un plástico… no cumple dentro de nuestro organismo ninguna función para la cual sea bienvenida. Es más, muchas veces, y eso es lo que ha constatado la Ciencia, esas sustancias intrusas pueden generar problemas severos.
Los más diversos organismos internacionales, como la propia OMS, reconocen que la contaminación química en el hogar es un grave problema de salud pública ante el que es necesario actuar. Sobre todo si tenemos en cuenta que la población occidental pasa de media cerca de un 90% de su tiempo en espacios cerrados, mucho del cual es en el propio domicilio.
En el libro “Hogar sin Tóxicos” de Carlos de Prada, que se enmarca dentro de la campaña Hogar sin Tóxicos(www.horgarsintoxicos.org) promovida desde la Fundación Vivo Sano se hace un apasionante recorrido por las sustancias tóxicas que están presentes en nuestras casas y sus posibles efectos en nuestra salud (basándonos en una copiosa cantidad de estudios científicos), así como opciones alternativas.
La buena noticia es que podemos hacer mucho para reducir la carga tóxica de nuestros hogares y, consiguientemente, de nuestros propios cuerpos. Pensando especialmente en los seres más vulnerables, como los niños o los fetos en desarrollo dentro de las embarazadas.
DESCUBRIENDO LA REALIDAD QUÍMICA DE NUESTRAS CASAS
La química de nuestro hogar no tiene que ver con la de los hogares de nuestros abuelos. Muchas personas no son debidamente conscientes de los cambios sucedidos en lo que nos rodea. Por ejemplo, de los cambios de la química a la que estamos expuestos. Pero es un hecho que la química que nos envuelve hoy en día no tiene nada que ver con la que envolvía a nuestros antepasados. Para darnos cuenta hay una serie de datos que tenemos que tener claros. La expansión de la industria química ha llevado a nuestras casas ingentes cantidades de sustancias sintéticas
La expansión de la industria química en las últimas décadas ha hecho que en nuestros hogares  puedan  existir  miles  de  sustancias  que antes, sencillamente, ni siquiera existía.
Ni siquiera se sabe exactamente cuántas sustancias sintéticas ha diseñado el ser humano. Pero cuando en aplicación del llamado reglamento REACH de la Unión Europea se obligó a las industrias a declarar las sustancias que utilizaban, se pre-registraron nada menos que 143.000  sustancias.
Algunas personas piensan, probablemente por no haber reflexionado sobre ello, que podemos vivir rodeados de cosas con una composición química determinada sin que ello vaya con nosotros. Que es indiferente de qué esté hecho un plástico, con qué esté pintada una pared, de qué material sea una tubería, etc. Que esas sustancias se quedarán en esas cosas sin contaminarnos de ningún modo. Pero la realidad que la Ciencia nos muestra es muy diferente. Para bien o para mal, es un hecho científico que somos uno con lo que nos rodea.
Los seres vivos absorben sustancias del medio. Es la base de la supervivencia. Eso es la respiración, la alimentación, la hidratación… Así construimos nuestros órganos, así disponemos de energía, oxígeno, agua, nutrientes…Nos construimos con la química de nuestro entorno. Sin embargo, en muy pocas décadas el hombre ha introducido decenas de miles de sustancias artificiales, a las que los organismos vivos no estaban adaptados. Muchas de ellas están en nuestro entorno más inmediato, el hogar, y pueden pasar a nuestro cuerpo. Antes, nuestras casas tenían una composición química más semejante a la de la Naturaleza. Las sustancias que podíamos encontrar en ellas, y respirar en su polvo doméstico, provenían, por ejemplo, de la madera, la piedra, la arcilla...
Lamentablemente, la situación es muy diferente. En las casas puede existir un complejísimo cóctel de química sintética. Un complejo cóctel químico que puede complicar nuestra propia química corporal.
TÓXICOS EN NUESTROS CUERPOS
Numerosas investigaciones cientificas han encontrado que muchos de los tóxicos presentes en el hogar acaban pasando al interior de nuestros cuerpos.
Uno de esos estudios es el que realizó WWF que analizó la presencia de 103 contaminantes en la sangre de numerosas personas europeas, detectando en ella 76 sustancias perjudiciales. Algo más amplio fue el realizado por el Environmental Working Group y la Escuela de Medicina
Mount Sinai de Nueva York. Buscaron 210 sustancias tóxicas en la sangre y orina de personas de Estados Unidos. Y de las 210 que buscaban encontraron 167 (cada persona, de media, tenía 91). 76 de las sustancias estaban asociadas con el cáncer, 94 eran neurotóxicas, 86 eran alteradoras del equilibrio hormonal, 79 estaban ligadas a defectos de nacimiento o problemas en el desarrollo, y 77 a problemas reproductivos.
Es importante destacar que, obviamente, esas 167 sustancias detectadas no eran las únicas que había en el cuerpo de aquellas personas. Ei en lugar de haber buscado 210 hubiesen buscado 2.100 parece probable que hubiesen detectado a lo mejor más de 1.600.
Más completos son los informes que regularmente emiten los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos que monitorizan la presencia de una larga lista de contaminantes en el cuerpo de los americanos.
Entre las sustancias detectadas en estos estudios figuran retardantes de llama: bromados, ftalatos, almizcles sintéticos, compuestos perfluorados, bisfenol A, benzofenonas, parabenos… y otras muchas sustancias que son frecuentes contaminantes del entorno doméstico.
Los contaminantes han sido detectados por diferentes investigaciones en la sangre de personas adultas, la grasa, la orina, los ovarios, el hígado, los pechos de las mujeres, la leche materna, el líquido amniótico, la placenta, el cordón umbilical, la sangre y orina infantiles, etc.
UNA VISION GENERAL
Dentro del hogar pueden existir múltiples fuentes de contaminación química. Hay situaciones o dependencias donde pueden darse exposiciones intensas a sustancias, pero también, más frecuentemente situaciones de exposiciones a bajas concentraciones de tóxicos pero a largo plazo, que pueden acabar erosionando la salud de forma más imperceptible, pero acaso más contundente.
Entre las sustancias tóxicas que se encuentran en el hogar destacan tanto las que son liberadas desde materiales de construcción  o  decoración,  como  las empleadas en los más diversos usos, como pueda ser la limpieza, suelos de PVC, papeles pintados vinílicos,  moquetas,  insecticidas, acaricidas,  conservantes  de  la madera, aparatos electrónicos, electrodomésticos,  pinturas, ropas, tapicerías, productos de aseo,  cosméticos,  fragancias, colas… entre otras muchas cosas, pueden liberar sustancias tóxicas al ambiente interior de las casas.
A lo mejor cada cosa por separado no llegaría a generar problemas significativos, pero la suma de los más diversos elementos sí puede llegar a crear un cuadro considerable de exposición cotidiana a sustancias tóxicas, que a lo largo de años y especialmente con la concurrencia de momentos de vulnerabilidad física, podrían generar efectos de erosión sanitaria o de calidad de vida.
Es, en definitiva, una amenaza invisible. A lo más que llega a veces es a manifestarse a través de algún olor, muchas veces leve, y que en no pocas ocasiones hasta podemos juzgar agradable. El tiempo decrece la intensidad, pero hay materiales que seguirán emitiendo contaminantes durante años y, una vez en nuestros cuerpos, también pueden estar años actuando antes de ser eliminados.
La  contaminación  existente  en nuestro  hogar  puede  cambiar en función de:
  • La habitación de la casa en la que estemos.
  • Los materiales presentes en la misma.
  • Los  productos  que  se  empleen en ella.
  • El tiempo transcurrido desde su empleo.
  • La  mayor  o  menor  renovación del aire.
  • El tamaño de la habitación.
También  hay  que  considerar  que  las  sustancias  existentes dentro  de la  casa pueden combinarse entre sí originando otras nuevas. Una misma sustancia puede ser liberada desde diferentes elementos o productos, y tener así un efecto sumatorio en su concentración. Así mismo, diferentes sustancias pueden tener un mismo efecto sobre la salud, y ese cóctel puede favorecerlo.
Entre los productos o elementos que más preocupan por contribuir a la contaminación del ambiente interior del hogar se cuentan:
  • Los que incrementan la presencia de compuestos volátiles.
  • Los  que  generan  aerosoles  o  partículas  susceptibles  de ser inhaladas.
  • Los elementos desde los que pueden desprenderse o migrar sustancias.
Un aspecto muy importante a tener en cuenta para evaluar el riesgo existente por la contaminación que puede haber en una casa, es el polvo doméstico, que se ha convertido en los hogares modernos en cierta medida en un polvo químico muy complejo. Y de ello nos ocupamos con detenimiento en otro apartado de esta obra. Entre las sustancias que pueden proceder de los productos antes citados  y  de  otras  cosas  de las que luego hablaremos encontramos: pinturas, conservantes  de  la  madera,  colas para unir las fibras de la madera  conglomerada,  insecticidas,  antipolillas,  productos de  limpieza,  plásticos…  A veces hay fuentes de emanación muy sutiles en las que a nadie se le ocurriría reparar. 
CASAS QUE ENVENENAN
Tener una vida sana en una casa contaminada es algo problemático. Hay situaciones en las que estos problemas de emanación o liberación de sustancias pueden hacerse más fácilmente evidentes y perceptibles, como cuando se estrena o reforma una vivienda. Son situaciones en las que los niveles de emisión de sustancias desde los materiales son más elevados. 
Sin embargo, el que en esas situaciones concretas el problema se haga más evidente, no implica que el problema de la presencia de contaminantes no perdure después, aunque baje la emisión de algunos de ellos como los compuestos orgánicos volátiles.
Uno de los grandes problemas en esta cuestión es, precisamente, la dificultad a la hora de percibirlo o de sufrir las consecuencias. Pocas veces los efectos son inmediatos. Normalmente se trata de efectos de sustancias a dosis muy bajas y a largo plazo. Y además, el hecho de que esas exposiciones se den de forma continuada, contribuye a que, al estar habituados a ellas, no tengamos la sensación de estarnos exponiendo a nada perjudicial.
Si en algún caso manifestamos algún síntoma o algún problema de salud será raro que podamos asociarlo a nada que haya en nuestro hogar. Normalmente  solo  notamos  olores  más  fuertes  tras  situaciones como las dichas de una casa nueva o recién reformada. Entonces los niveles de emisión de sustancias como los compuestos volátiles de los disolventes de pinturas o adhesivos, son especialmente altos. Según pasa Los materiales presentes en una casa acaban liberando parte de las sustancias que contienen y éstas acaban pudiendo ser absorbidas por nosotros a través de vías como la respiración.
En algunos casos, especialmente en las situaciones más evidentes, muchas personas podrán mostrar síntomas muy parecidos a los de una gripe, migrañas, síntomas alérgicos o asmáticos, molestias en la garganta… Y si se retiran del espacio contaminado mejoran.
Pero, lamentablemente, los problemas de salud que potencialmente puedan causar muchas de las sustancias contaminantes van más allá de los descritos, como se ve en distintos apartados del libro. Son efectos menos patentes a simple vista, pero que la Ciencia ha asociado a la exposición a estas sustancias, muchas veces a bajas concentraciones, y que van desde el cáncer a las alergias, pasando por problemas reproductivos y otros muchos.
¿QUÉ CONTROL REAL HA EXISTIDO SOBRE LOS TÓXICOS A LOS QUE PODEMOS VERNOS EXPUESTOS?
Es muy importante tener presente, con toda nitidez, qué control real ha existido hasta ahora en el ámbito de las sustancias químicas. La situación ideal habría sido que cada vez que una sustancia se diseñase,  ya  desde  el  primer  momento  hubiesen  existido  allí  legiones de sesudos científicos evaluando si esa sustancia podía representar una amenaza. Y que luego, una vez puesta a la venta, se hubiese seguido investigando. Y, caso de descubrir riesgos esa sustancia se dejase de fabricar y vender, y ya no pudiese estar más en ningún producto o material de nuestros hogares. Y que además, un ejército de funcionarios estuviese comprobando sistemáticamente todas las cosas puestas a la venta. Pero, ¿ha sido así? La respuesta es tajante: NO. La realidad dista mucho del idílico escenario descrito. Un simple dato nos permite darnos cuenta de ello.
¿Saben qué porcentaje de las más de 100.000 sustancias diseñadas por el hombre y comercializadas han sido evaluadas más o menos debidamente acerca de sus posibles efectos sobre la salud y el ambiente? Se lo decimos: menos del 1%.Ello ya nos da una idea clara de hasta qué punto puede haber existido un control real.
Para limpiar nuestro hogar de tóxicos es importante limpiar antes nuestra mente de una serie de planteamientos erróneos y desmotivadores. Un pensamiento muy común entre una parte de la población es que “todo está controlado”. Que si algo está a la venta es que ha pasado por una serie de filtros y controles administrativos y que, por ello, hemos de desentendernos y usarlo despreocupadamente en el hogar. Que estamos “en buenas manos”. Que “papá Estado” vela por nosotros y no permitiría que nada nos dañase.
Estaría muy bien que así fuese. Pero la realidad en un mundo dominado por intereses económicos nunca es tan simple. Esa postura es tan cómoda como poco fundamentada en la realidad. Y la tranquilidad que nos proporciona es engañosa. Porque es un hecho probado que hay gran cantidad de cosas a la venta que podemos incorporar a nuestros hogares que contienen sustancias peligrosas. Se ve sobradamente en los distintos capítulos del libro “Hogar sin tóxicos”.
NIVELES “LEGALES” QUE NO NOS PROTEGEN. UNA TOXICOLOGIA DEFICIENTE
Muchas personas creen, como ya se ha dicho, que si un producto está a la venta es garantía de que no puede entrañar riesgos, o a lo sumo, de que no entraña riesgos si no se superan unos determinados niveles de exposición a esas sustancias que deben haber estudiado las autoridades.
Ya hemos visto que la cosa no es tan simple. Por profundizar un poco más comentaremos otro aspecto importante. Este no es otro que las flagrantes deficiencias de los criterios toxicológicos que se han venido aplicando en los test que se han hecho para evaluar la seguridad de muchos productos. Lamentablemente,  determinadas  formas  de  evaluar  la  toxicidad que han sido tenidas por buenas oficialmente se han basado en criterios que la Ciencia más avanzada ha demostrado como insuficientes para proteger la salud de las personas frente a los riesgos químicos. Pero al mismo tiempo, son criterios que han beneficiado a las empresas que comercializan las sustancias tóxicas, ya que han hecho que los controles hayan sido menos exigentes. Muchos  de  los  límites  “legales”  se  han  establecido  hace años sin  tener  en cuenta el conocimiento científico actual.
INADECUADA REGULACIÓN DE LA CONTAMINACIÓN EN INTERIORES
Existe un enorme vacío en el control de la contaminación química en los hogares. Ello debe animarnos más aún a acometer por nuestra cuenta una reducción de la contaminación de nuestros hogares.
El poder del individuo Es cierto que la Administración y las empresas tienen mucho que hacer, y hay que presionar para que lo hagan. Pero no lo es menos que el individuo tiene más poder del que muchas veces piensa. La realidad demuestra que las administraciones y las empresas van muchas veces a remolque de los cambios que acometen los individuos. Si alguien opta porque en su casa no se empleen productos que contengan una serie de sustancias tóxicas, eligiendo productos alternativos, estará, automáticamente, fortaleciendo un sistema productivo limpio y debilitando al sistema productivo tóxico. Con ello, no solamente estará creando un entorno más sano para su propia familia, sino propiciando que las administraciones y las empresas le sigan por la propia dinámica de las leyes de la oferta y la demanda.
¿DÓNDE ESTÁN LOS TÓXICOS EN CASA? ¿CÓMO EVITARLOS?
Vamos a hacer un recorrido por los diferentes elementos que componen el hogar para identificar en ellos las diferentes fuentes de emisión de sustancias contaminantes.
  • La contaminación del aire dentro de nuestras casas
  • Productos de limpieza
  • Ambientadores
  • Biocidas
  • Anti-mohos
  • Pinturas
  • Detergentes
  • Plásticos
  • Electrodomésticos y electrónica
  • Muebles y madera
  • Alfombras y moquetas
  • Suelos
  • Materiales de construcción de pared y techo
  • Aislamientos
  • Ropa
  • Otras pequeñas cosas que pueden contener tóxicos
  • Productos de aseo y cosmética
  • Agua
  • Comida

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