• Por Dr. Franco Rossomando

    Esta bonita planta de la familia de las Compuestas crece originariamente en zonas montañosas y sus flores, de un intenso color amarillo, aparecen con los primeros calores del verano. Precisamente es esta parte de la planta la que posee un mayor uso medicinal. 
    Desde la antigüedad son conocidas las propiedades medicinales de esta planta "para restablecer la normalidad cuando, a consecuencia de una caída o de un porrazo, conviene allanar chichones" (Dioscórides renovado).
    El Dr. Leclerc, famoso médico naturalista francés del siglo XVIII, recomendaba el uso de Árnica al que reconocía como "un excelente remedio del que se obtienen grandes resultados en los traumatismos, a condición de que se lo utilice en forma externa y convenientemente diluido para evitar las aparición de erupciones erisipelatosas, que llega a producir cuando se lo emplea en forma pura, o por vía interna".

    Es justamente a esta clase de síntomas producidos por la dosificación tóxica, a los que tiene en cuenta la Homeopatía, a fin de descubrir las propiedades terapéuticas de una determinada sustancia, como es el caso de Árnica.
    Estas propiedades surgen precisamente de la patogenesia, es decir, de los resultados de la experimentación de su toxicidad en personas sanas, tal como lo estableció Hahnemann.

    ¿CUÁL ES LA PATOGENESIA DE ARNICA?
    Actúa preferentemente sobre el tejido vascular y muscular. Su influencia sobre la fibra muscular provoca trastornos circulatorios en capilares y arterias, lo cual a su vez, permite explicar también su influencia sobre el cerebro y el bulbo raquídeo.

    La arnicina, que es su principio activo, es la responsable de producir tales trastornos circulatorios, que cuando ocurren a nivel de los vasos capilares y arterias, da lugar a una extravasación de la sangre (equimosis) lo cual genera signos y síntomas semejantes a contusión o traumatismo. La producción de esta sintomatología es rápida, pero no muy profunda ya que no actúa más allá de los capilares y últimas fibras o terminales nerviosos. Otros síntomas que surgen de la patogenesia son:
    • Sensación de cansancio generalizada como si todo el cuerpo hubiese sufrido una "paliza", o como si estuviera cubierto de contusiones.
    • Evacuaciones involuntarias durante la noche, o sea incontinencia nocturna de orina.
    • Fatiga cardiaca, con palpitaciones que sobrevienen durante y después de un esfuerzo.
    • Cabeza caliente mientras el resto del cuerpo permanece frío. Este síntoma es particularmente notorio durante la menopausia a lo cual se le agrega la sensación de cansancio generalizado, y equimosis al más leve contacto. También lo es en los cuadros gripales y febriles.
    • Cefalea frontal y a veces supraorbitaria que se agrava al agacharse.
    • Ausencia de apetito, anorexia, con aversión a alimentarse. Si come algún bocado sobrevienen dolores estomacales y gran sensación de plenitud, "como si tuviera una piedra".

    Psicológicamente la persona se encuentra bajo un estado de tristeza, depresión e indiferencia, no deseando que nadie le hable ni se le acerque. Llega a quedar en un estado de apatía, no por motivaciones emocionales sino como consecuencia de su sensación de gran fatiga y postración.



    Debe administrarse en:
    • Todo síntoma derivado de traumatismos: golpes, esguinces, hematomas, fracturas, hemorragias, conmoción cerebral, caídas, luxaciones y todo tipo de algias.
    • Resulta sumamente útil durante el embarazo y en menstruaciones adelantadas.
    • Antes, durante y después de toda intervención quirúrgica, odontológica y en el trabajo de parto.
    • Aquellas personas que padecen habitualmente fatiga en las cuerdas vocales, laringitis, faringitis, disfonía y afonía.
    • En algunas enfermedades vasculares, en enfermedades de las plaquetas y en general, en toda enfermedad que cursa con hemorragias.
    • En casos de apendicitis.
    • En casos de pequeños forúnculos cutáneos, en el acné indurado y en el eczema de color azulado.
    • En los casos de gripe, siendo un complemento ideal de Eupatorium Perfoliatum.
    • En anorexia nerviosa o postraumática.
    • En incontinencia nocturna, ya sea de niños o de ancianos.
    • En el Síndrome de Fatiga Crónica.
    • En todo cuadro en el que se presente el síntoma de cansancio o agotamiento.
    • En el tratamiento de A. C. V. (Accidente Cerebro Vascular) y en cardiopatías.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Patata

Contra virus y bacterias

¿Qué es el colesterol?